“La excelencia es el resultado gradual de luchar siempre por ser el mejor”.
Pat Riley
|
La práctica de actividades deportivas ha cambiado drásticamente desde las
últimas décadas debido, principalmente, a la importancia del deporte como
herramienta saludable para la vida humana. Sin duda alguna mostramos una mayor
preocupación por la condición física personal, lo que nos ha llevado a imitar a
aquellos deportistas de referencia y que consiguen proclamarse como los mejores
del mundo en su especialidad.
Todos, o la gran mayoría, somos conscientes que no correremos tan rápido
como Usaint Bolt, ni nadaremos como Mireia Belmonte, ni tampoco golpearemos tan
fuerte una pelota de tenis como Rafa Nadal, pero eso tampoco es una
preocupación si, por lo menos, podemos intentarlo o adaptarlo a nuestras
capacidades.
Sí, lejos ha quedado salir a correr, o en general hacer deporte, con una “indumentaria
doméstica”-de camiseta y pantalón corto- que pueda reflejar una reducida
preocupación por conseguir nuevos y pretenciosos objetivos deportivos. En
nuestros días, practicar deporte conlleva una visita previa, y obligatoria, al
mercado tecnológico con el objetivo de aprovechar al máximo nuestro potencial
rendimiento. Si de forma más detallada nos fijamos en la equipación media que
pueda llevar un deportista primerizo o amateur, nos daremos cuenta de que lleva
más tecnología que cualquier ordenador portátil.
Empezando de arriba a abajo, podemos identificar la gorra y la camiseta que
nos cubra de la radicación solar pero que al mismo tiempo presente tejidos
específicos para que sea ligera y transpirable. A su vez resulta indispensable
llevar un dispositivo que nos cuente los pasos, calorías, pulsaciones, cambios
de ritmo, distancia e inclinación recorrida, cálculos de rutas y que reproduzca
la canción del momento. También es importante diferenciar que tipo de deporte
se practica y por lo tanto la necesidad de material deportivo específico.
Aquí es donde somos conscientes de la introducción del GPS y de fibras
textiles complejas como elementos básicos para la realización de deporte y que,
a su vez, nos permiten mejorar y monitorizar nuestra actividad deportiva.
El impacto económico de la industria textil y la equipación deportiva, en
concreto en el running, asciende a
300 millones de euros en España, todo esto sin contar la organización de
grandes carreras y el apoyo de las marcas patrocinadoras.
Pero esto solo es un pequeño ejemplo de la evolución tecnológica
desarrollada en el campo deportivo si lo comparamos con las innovaciones más
potentes del propio mercado. Con esto hago referencia a la aplicación de
nanotecnología en deportes como el tenis, golf o natación, y también a la
existencia de máquinas que ayudan a mejorar la recuperación y el rendimiento
muscular, como es el caso de la cámara hiperbárica, la maquina antigravedad (ALTER
G), o la cámara de hipoxia.
La nanotecnología, y en particular las nanopartículas de carbono,
posibilitaron la fabricación de material deportivo más resistente y de menor
peso. Un claro ejemplo son las raquetas de tenis, o los palos de golf, que
permiten al deportista mejorar tanto la técnica como las prestaciones de los
golpeos. En la natación también se llevaron a cabo notable innovaciones como es
el del bañador LZR Racer, cuya fabricación fue promovida por la NASA, y que en
términos generales ofrecía una menor resistencia al agua y una mejora de los
tiempos de competición cifrada en un 2%.
Por otra parte, las mejoras tecnológicas también se centraron en
incrementar las capacidades físicas de los atletas, tal y como lo hace la
máquina de hipoxia, la cual permite simular escenarios de gran altitud, lo que
se traduce en una mayor capacidad pulmonar y optimización del rendimiento. De
forma similar también cabe resaltar la máquina hiperbárica, que permite al
deportista recrear un ambiente con un elevado nivel de oxígeno y que contribuye
a la recuperación física del deportista. La máquina antigravedad es otra de las
herramientas utilizadas por los deportistas de alto rendimiento, debido a sus
efectos positivos en la recuperación de lesiones y en la posibilidad de
mantener la forma física, aun cuando se presentan signos de lesión. El
mecanismo de esta máquina consiste en reducir el peso del atleta y, por lo
tanto, hacer más ligera la actividad física, lo que finalmente conlleva en una
menor carga sobre la zona afectada.
Tal y como podemos apreciar, la tecnología ha avanzado acorde a las
necesidades del deporte, haciendo de este una actividad dependiente de las
propias innovaciones más intensivas en tecnología. Aunque se pueda pensar que
estas prestaciones solo se encuentran al alcance de grandes corporaciones
deportivas, cabe apuntar que la adaptación para uso personal y comercial es
cada vez mayor, lo que se refleja en los precios y en general en la
accesibilidad del producto/servicio.
Con todo esto cabe plantearse la gran dependencia tecnológica en aquellas
franjas no competitivas, y en las que se pone de manifiesto la necesidad de
adquirir tecnología deportiva para poder disfrutar completamente del deporte. Sin
duda alguna, esta situación no ocurría hace unos cuantos años en el que un
camiseta vieja y un simple pantalón corto era lo que se necesitaba para hacer
lo que siempre se ha conocido como deporte.
Miguel Capeáns Pardo
Alumno del master DEIN 2016-2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario